sábado, marzo 06, 2010

Hundidos en el olvido se perdieron tus instintos... Dime Jaguar - Jaguares

La ciudadanía en la era de la globalización

Existen grandes conjeturas pero pocos hallazgos para determinar la solvente influencia de la globalización en los procesos democratizadores, políticos, económicos y culturales, entre otros, de los Estados – nación y por consecuencia de sus ciudadanos.

La perspectiva de Will Kymlicka determina similitudes y diferencias con David Held. Existe apoyo irrestricto a ciertos aspectos, pero cuestionamientos fundamentados en la vida política y económica actual de diversos países inmersos en éste fenómeno.

La tesis de Held, establece en la generalidad, que la legitimidad y estabilidad de los sistemas políticos se desgasta por la insatisfacción participativa de los ciudadanos. Considera la soberanía histórica como uno de los principales elementos que se debilitan al “aceptar decisiones” que en teoría son tomadas por consenso global, dicha acción establece la necesidad de la participación de instituciones transnacionales en la toma de decisiones en los aspectos que implican el sentido ciudadano regional de los individuos.

Kymlicka, respecto a la ciudadanía nacional, resulta crítico en su deliberación pues afirma que difícilmente antes de la globalización los países tercermundistas (qué son los más) lograron ostentar una libertad de acción en los aspectos políticos y económicos. Establece una teoría comprobada casi en su totalidad, la cual refiere que la dependencia de los mercados financieros es el resultado del endeudamiento internacional, práctica consuetudinaria de algunos gobiernos.

Desmitifica, además, el hecho de que las compañías encuentren estabilidad al trasladar sus operaciones a zonas con menos cobro de impuestos y obra de mano ya que esta acción limita especialmente la aplicación de apoyos en las garantías propias del ciudadano nacional: seguridad, atención sanitaria, combate al desempleo, entre otras.

Dictamina fehacientemente como los gobiernos, basados en sus políticas y cultura domésticas responden de forma diferente a la economía global, consecuentemente, afirma cómo la falta de corresponsabilidad de las naciones desmorona la visión totalitaria de la globalización. Ilustra el accionar erróneo de los ciudadanos, exponiendo la visión parcial que refiere exclusivamente a su propio provecho y convencimiento de que la perspectiva de sus decisiones políticas, económicas y culturales representan un bien común, más allá de sus fronteras.

La política nacional, según Kymlicka, reside en un fundamento oportunista y sesgado, ya que las propias legislaciones allanan el camino para permitir a quienes están en el poder que lo sigan ostentando y dejan de lado la participación y beneficios de la ciudadanía. Establece que la globalización no es el “síntoma” de ello, la “enfermedad” está dentro de la misma estructura de Los Estados – nación.

Respecto a la ciudadanía transnacional, determina un panorama simple: el alcance de la ciudadanía democrática refiere a la escena nacional exclusivamente. Sólo aspectos como los derechos humanos y democracia deben ser considerados como cosmopolitas, ya que la legitimación colectiva debe estar fundamentada en instituciones políticas internacionales.

“Hay mucho que hacer para proteger y potenciar el papel de los ciudadanos y, si no nos decidimos a hacerlo, el fallo no es imputable a la globalización sino a nosotros mismos”.

Referencia bibliográfica:

Kymlicka, Will, “La política vernácula. Nacionalismo, multiculturalismo y ciudadanía. Cuarta Parte Cap. 15

La Ciudadanía en la era de la globalización: Un comentario sobre la tesis de David Held. Paidós, 2003


Desmitificar: tr. Disminuir o despojar del carácter mítico o idealizado a algunos aspectos de la realidad

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